Dentro de unos 30 años, la Tierra albergará a casi 10.000 millones de personas, 68% de las cuales vivirán en zonas urbanas. Estas zonas urbanas se enfrentarán a una serie de problemas, por lo que las autoridades gubernamentales tendrán que contar con recursos limitados para prestar servicios públicos a un número creciente de ciudadanos. Además de la congestión del tráfico y el posible aumento de la delincuencia, la rápida urbanización también puede acarrear problemas medioambientales como la contaminación atmosférica y la saturación de los sistemas de recogida de basuras. Para afrontar estos retos y hacer las ciudades más habitables y manejables, los gobiernos recurren cada vez más a los conceptos de ciudad inteligente.
Un elemento central de este enfoque es el uso de la tecnología para mejorar servicios públicos como el transporte, los sistemas de abastecimiento de agua o la gestión de residuos, entre otros. De todas las tecnologías desplegadas en las ciudades inteligentes, IoT es la más importante porque se trata de una red de sensores y dispositivos conectados que recopilan datos cruciales para comprender cómo funciona una ciudad.


Muchas formas en que IoT puede ayudar a las ciudades inteligentes
La inversión mundial en ciudades inteligentes está aumentando y se espera que alcance los $135.000 millones en 2021, frente a los $80.000 millones de este año. Una parte de esta financiación se destina a proyectos de IoT que ayudan a gobiernos y residentes a mejorar la eficiencia energética, mejorar la fluidez del tráfico, reducir la contaminación, recortar costes y disfrutar de muchos otros beneficios. En otras palabras, IoT ayuda a las ciudades inteligentes a alcanzar muchos objetivos clave, como el problema de la congestión del tráfico urbano, causado en gran medida por los conductores que buscan aparcamiento. Los sensores IoT integrados en las calles de la ciudad pueden detectar plazas de aparcamiento libres y avisar a los conductores a través de una aplicación de smartphone. Esto ayuda a la gente a aparcar sus coches más rápido, ahorrando tiempo y combustible al tiempo que se reducen las emisiones de gases nocivos.
Muchas ciudades inteligentes también se inclinan por promover servicios de bicicletas compartidas como forma de reducir la contaminación y la congestión, pero el robo de bicicletas puede ser un obstáculo para este plan. Una forma en que la tecnología IoT puede ayudar a resolver este problema es a través de tecnologías como Bitlock, un candado para bicicletas sin llave que se desbloquea con el smartphone del usuario y rastrea la ubicación GPS de la bicicleta. Esto ayudará a la policía a rastrear y recuperar las bicicletas robadas, al tiempo que permitirá a los organismos privados y públicos analizar los patrones de tráfico ciclista y encontrar formas de mejorar los servicios.
La tecnología IoT también es eficaz para seguir y analizar el consumo de agua en los edificios. La empresa de gestión inteligente del agua Banyan Water, por ejemplo, afirma que ha ayudado a sus clientes a ahorrar más de 7.000 millones de litros de agua desde su fundación en 2011. Para ello, coloca sensores y contadores ultrasónicos que rastrean el consumo de agua en todo el edificio, y utiliza software para analizar los datos recopilados y detectar anomalías como fugas y tuberías obstruidas.
Las empresas municipales de gestión de residuos también pueden beneficiarse de IoT colocando sensores en los lugares de recogida de residuos, en lugar de seguir un horario estricto y enviar vehículos de transporte de residuos solo cuando la recogida es realmente necesaria. Esto puede reducir la sobrecarga de la recogida de basuras hasta en 60%.
Aspectos a tener en cuenta al implantar un proyecto IoT
Está claro que la tecnología IoT puede mejorar la vida en las zonas urbanas de muchas maneras distintas, pero la simple implantación de la última tecnología no convierte necesariamente a una ciudad en "inteligente". Marc Jadoul, responsable de desarrollo de mercado de IoT en Nokia, explicó que incluso antes de instalar los primeros sensores, las autoridades deben definir sus objetivos y presupuestos futuros. El siguiente paso es crear redes de banda ancha e infraestructuras IoT para atender el creciente tráfico. Mark Gaddoll también sugirió que las autoridades deben "pensar a lo grande pero empezar poco a poco" e "identificar los hitos y métricas adecuados" para poder supervisar sus progresos. Al final, la tecnología no es un objetivo, sino una herramienta para hacer que la vida de las personas sea mejor y esté más conectada. Para ello, las autoridades deben promover la participación ciudadana en los proyectos "inteligentes", solicitando su opinión e informándoles de los avances. Al fin y al cabo, "la aceptación y el compromiso de los ciudadanos determinarán en última instancia el éxito o el fracaso de cualquier iniciativa de ciudad inteligente".
Dos retos clave a los que se enfrentan IoT y las ciudades inteligentes
Mientras que las autoridades y los ciudadanos ven en las ciudades inteligentes una forma de mejorar sus vidas, los piratas informáticos las consideran objetivos potenciales. Las enormes cantidades de datos y servicios sensibles generados por los dispositivos conectados pueden ser utilizados indebidamente por malos actores, perturbando el funcionamiento normal de las ciudades. Por ejemplo, imaginemos que un ciberataque destruyera un sistema de semáforos o un equipo de filtración de agua, y los hackers exigieran un rescate. Esto convierte a la ciberseguridad en una de las prioridades clave de cualquier iniciativa de ciudad inteligente. Otro reto al que se enfrentan las autoridades es la necesidad de adquirir costosos servidores, sensores, redes de alta velocidad y otra serie de equipos. Aunque los proyectos de IoT podrían ahorrar costes y crear "hasta $2,3 billones en eficiencias e ingresos a nivel mundial para 2024", muchas ciudades siguen luchando por encontrar financiación para su construcción.
No basta con implantar la tecnología
A medida que nuestro planeta esté cada vez más poblado y más personas se trasladen a las ciudades, las autoridades gubernamentales se verán presionadas para prestar servicios públicos a un número creciente de ciudadanos y compensar los efectos negativos de la urbanización. Tecnologías como IoT y los conceptos de ciudad inteligente pueden ser la solución y el enfoque para resolver la congestión del tráfico, la contaminación, los sistemas de agua inadecuados y muchos otros problemas, pero para que este enfoque tenga éxito, la aceptación y la participación de los ciudadanos son cruciales, por lo que el simple despliegue de tecnología no es suficiente.